Llega a España el ecuatoriano al que se le negó el visado para visitar a su hermano enfermo
Tiene narices tener que abandonar tu querido país para buscarte el pan.
Tiene narices tener que vivir alejado de toda tu familia para conseguir unos ingresos decentes.
Tiene narices que un país deniegue un visado dos veces para visitar a un familiar enfermo.
Tiene narices que la prensa se tenga que hacer eco del hecho para que el señor que aprieta el aceptar en el ordenador (por dios, que tenga ordenador para hacerlo) decida hacerlo (posiblemente después de una llamada de un superior).
Y más carne sentimentalista para los periódicos, pero... qué narices... esta vez han hecho su trabajo.
Bendita burocracia... si la efectividad levantara la cabeza...
"Ya estoy aquí, hermano"(El País)
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