Alrededor de 250.000 niños están siendo utilizados en este momento en el mundo como soldados. Eso hace un ejército del tamaño de una ciudad pequeña.
Los llamados "niños soldado" no sólo participan en las guerras que los adultos emprenden entre sí, ya por sí criticables, sino que además son objeto de abusos sexuales, y por supuesto luchan siempre en los puestos más arriesgados. Son correos, detectores humanos de campos de minas, combatientes ágiles y fáciles de controlar.
Mientras en Barcelona un niño va a la escuela, juega con sus amigos, aprende, crece observando el mundo y adaptándose a él, en Afganistán, Burundi, El Chad, Colombia, La República Democrática del Congo, Costa de Marfil, Sri Lanka, Sudan o Uganda, por citar algunos, corren el riesgo de ser reclutados, habitualmente por la fuerza -de uno u otro tipo-, y comenzar a matar a los que han sido ordenados que maten, a correr por donde les han dicho que corran, a sacrificar sus infancias, su curiosidad innata, su desarrollo, su vida, en una palabra, que es además, por si todo esto no fuera bastante malo, la vida futura de sus naciones.
Nada de esto es nuevo, volveremos a olvidarlo, como siempre, pero siguen estando ahí.
Lo único nuevo ahora es que dos senadores estadounidenses, Richard Durbin y Sam Brownback, pretenden sacar adelante un anteproyecto que evitaría que los Estados Unidos, que actualmente está dando apoyo a 9 de cada 10 países que incluyen niños entre sus soldados, continúe ignorando la realidad. Y Estados Unidos tiene un peso, le pese a quien le pese. A ver...
Children in the ranks, campaña de Human Rights Watch por la aprobación del anteproyecto.
Los niños soldado en:
The Use of Child Soldiers Worldwide, mapa, en Human Rights Watch.
Human Rights Watch
Amnistía Internacional
Save the Children
Unicef
The road from soldier back to child, UN
Wikipedia
El Mundo
